Rubén Darío dejo Europa para siempre el 25 de octubre de 1914 y llegó a Nueva York el 12 de noviembre.  Con la salud quebrantada y la declaración de guerra entre Francia y Alemania, lo llevan a tomar la decisión de traer a América, un mensaje de paz.

El 4 de febrero de 1915, Darío realizó una conferencia sobre la paz para América toda, dado los ecos de guerra que llevaría a la primera guerra mundial.  Fue en la Universidad de Columbia en Nueva York.

La Sociedad Hispánica de América fue la que auspició esta conferencia, sociedad que fue fundada por Archer Huntington en 1904, y es hasta nuestros días un museo y biblioteca importantes de la ciudad.

La Sociedad Hispánica de América está dedicada al estudio de las artes y la cultura de España, Latinoamérica y Portugal.

El museo cuenta con más de 800 obras de pinturas, grabados y esculturas.  Entre las pinturas se cuentan obras de Goya, Velásquez, Murillo, y también una sala dedicada a Joaquín Sorolla.  La biblioteca posee más de 15,000 libros impresos antes de 1700 y entre los cuales hay unos 250 incunables.

La colección de manuscritos es la más importante fuera de España y entre ellos está el manuscrito del poema PAX que Darío leyó ese día 4 de febrero de 1915.

El manuscrito Rubén Darío lo regalo a Salomón de la Selva y este a su vez lo donó a Archer Huntington.

Por eso yo he querido recordar esa fecha, dedicando con esta exposición un homenaje a Rubén Darío al cumplirse el centenario y a un año de su fallecimiento.

Estas pinturas no ilustran ni representan la poesía de Darío.  Yo he querido recordar esta fecha con mi buena pintura a las cuales he dado nombre de algunos versos y algunas llevan el nombre de un poema de Rubén Darío.

La colección completa tiene el título de Armonía y Eternidad , que es el último verso del primer poema de El Canto Errante.

He querido presentar también una colección de pósteres que hablan de mi trayectoria de artista para que se conozca un poco mejor al pintor que rinde este homenaje.

En la Universidad de Columbia, Rubén Darío se dirigió a la concurrencia con un preámbulo y dijo lo siguiente:

“Voy a dar lectura a un poema, paz, en medio de tantos ecos de guerra.  Encontraréis en él un marcado carácter religioso, lo cual queda bien en este inmenso país, que a pesar de sus vastas conquistas prácticas y de su constante lucha material, es el único en el mundo que tiene un thanksgiving day.  Sé que para algunas gentes, como decía el famoso M.  Francois de Buloz, director de la revista Des Deux Mondes, Dios no es de actualidad.  Yo creo, sin embargo en el Dios que anima a las naciones trabajadoras, y no en el que invocan los conquistadores de pueblos y destructores de vidas, Atila, Dios and Comp.  Limited.

A medida que la ciencia avanza, el gran misterio aparece más impenetrable, pero más innegable.  Un Poincaré, un William James y un Bergson, son los pioneers del infinito, en cuanto a un ambiente de eternidad, Edgar Poe, que solamente ha escrito una dos veces en toda su obra el nombre de Cristo, adopta una definición de Dios tomada de [Joseph] Glanvill, quien seguramente recordó a Santo Tomás: ‘Dios no es sino una gran voluntad que penetra todas las cosas por la naturaleza de su intensidad’.  Yo creo e se Dios.  He aquí el poema que voy a tener la honra de leeros”, dijo Darío.